Unas ganas de peliarla todos juntos que se broto desde antes en el texto "Lino Rojo" de Gustavo Martines y más de antes en los Redonditos de Ricota que debe seguir escuchando Rubén o en el florecer de los linos o cualquier otra vida que plante Dalis (la mamá del Pocho) allá por Concepción, o en las espinas de las tunas que defienden la exponencia del grito de justicia de Gregoria y los hermanos de Walter que aún la siguen peliando contra la cana, o en los ojos de Alejandra (la hermana de Graciela Acosta) o de Catalina (la hermana de Juan Delgado) y en realidad de todos cuando nos dimos cuenta de que la justicia no llega en los márgenes de nuestra realidad, es decir en los ranchitos o en los carros como el Walter, que estoy seguro el habrá notado también (antes de salir a esperar los bolsones que se transformaron planeadamente en balas de plomo cubiertas por su sangre) al verse reflejado en blanco de la olla de la copita de leche de Lila la mamá de Yanina.
Que más que cariños para fortalecer esta lucha por la justicia, que aún no llega, y que nos sigue faltando desde antes, por eso pasó lo que pasó: por la falta de amor.
Los dejo con los murales que fuerón pintados durante los días tragicos de diciembre de manera más que colectiva, digamos unidos, entre lagrimas de recuerdos y de felicidad porque justo renacimos en uno y el símbolo fue la llegada de Simón Claudio Lepratti (sobrino del Pocho de los barrios) 7 años después.
Demás esta aclarles a todos los traidores y verdugos y responsables políticos que estos pibes - pibas, luchadores, VIVEN
Mural recordando a Rubén Pereira
Mural en Baigorria
Mural en Empalme Graneros
Mural en la escuela Serrano en barrio Las Flores
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